4 Prácticas informales de Mindfulness

4 Prácticas informales de Mindfulness

4 Prácticas informales de Mindfulness


By: Olga Castañeda  |  Mar. 05, 2015

La práctica de Mindfulness cada vez es más conocida y está más extendida, y aunque nosotros mismos todavía no nos hayamos decidido a dar el paso de experimentarla, la idea de que su práctica nos acercará a serenar la mente, que aumentará nuestra capacidad de reacción a la solución de los conflictos o que nuestros niveles de estrés y ansiedad descenderán, resulta realmente atractiva.

En este artículo explicamos detalladamente en qué consiste Mindfulness y dónde radica su éxito.  Pero hoy vamos a abordar el tema desde otro punto de vista: la práctica informal de Mindfulness.

Los expertos y estudiosos de Mindfulness explican que para que se produzcan los verdaderos cambios estructurales en el cerebro y se modifique nuestro comportamiento, es requisito fundamental la práctica formal diaria. Con ello quieren decir, que no basta con pensar que se está atento y se es consciente de que se está atento; es necesario “sentarse” de forma habitual a realizar los ejercicios de atención plena, sin ruidos, sin molestias, con tiempo y consciencia. El tiempo lo determinará cada persona, con 20’-30’ diarios se pueden empezar a experimentar las bondades del “entrenamiento Mindfulness”. Tampoco resultará eficaz encontrarnos un día muy motivados y practicar una hora, si después no volvemos a practicar en días o semanas.

Pero debemos ser flexibles y compasivos con nosotros mismos, habrá días en los que realmente no tengamos tiempo de hacer la práctica formal, tal y como lo habíamos organizado, o nos encontremos en un momento puntual de máxima tensión o estrés emocional; para estos casos, existen lo que vamos a conocer a partir de hoy como prácticas informales de Mindfulness, que sin ser sustitutivas de las prácticas formales, sí nos van a ayudar a recuperar la atención y a serenar la mente.

1º LAVAR LOS PLATOS

Esta tarea que tan odiosa nos puede resultar, puede convertirse en un magnífico ejercicio de Mindfulness: sentir la temperatura del agua, observar cómo el jabón va envolviendo cada plato, atender a las formas de los vasos y cubiertos en nuestras manos… ¡Al final querrás lavar toda la cocina!

2º EN LA DUCHA

Estar atentos a las sensaciones que provoca el agua en contacto con la piel: temperatura, presión… Percibir cómo se mueve el cuerpo mientras te lavas: giras, te doblas, te flexionas… Si hemos decidido invertir nuestro tiempo de la ducha en reflexionar o planificar la jornada, ser conscientes de ello y estar atento a los pensamientos que surjan…

3º HACER LA CAMA

Otra de esas tareas rutinarias y aburridas que pueden resultar una verdadera experiencia artística: observar las formas de las sábanas y las mantas, sentir su textura y peso, ver por dónde se doblan, por dónde se estiran…

4º ESPERAR A QUE CAMBIE EL SEMÁFORO

En vez de darnos un ‘carrerón’ y jugarnos la vida en los pasos de peatones, podemos pararnos tranquilamente en la acera a esperar que cambie el semáforo y hacernos conscientes de nuestra respiración, de la sensación de nuestros pies en contacto con el suelo, de nuestra postura corporal, de los sonidos que nos rodean… También es válido si estamos en el papel de conductor y estamos en un atasco: podemos fijarnos en la luz trasera del vehículo que tenemos delante, en su forma, color, luminosidad…

Como vemos, todas las actividades rutinarias que hacemos con el “piloto automático” puesto y agotan nuestra energía, pueden convertirse en experiencias únicas si le ponemos atención. Cada momento es enriquecedor, en el presente, aquí y ahora. Las pequeñas acciones pueden cambiar significativamente, para mejor, nuestra relación con el mundo.

Os invitamos a esta práctica: ”Meditación en la presencia” con nuestra profesora Deborah Postigo, para ir fortaleciendo la atención en las actividades cotidianas.

Únete a Aomm.tv, te esperamos.


 

Olga Castañeda

Profesora de pilates, yoga y meditación. Nutricionista. Los verdaderos valores para una vida plena residen dentro de ti. Que tu alimento sea tu medicina y tu mente la puerta al autoconocimiento y la felicidad.


 



Cómo aprender a meditar desde cero: guía paso a paso para principiantes

Meditar es una práctica simple, pero profundamente transformadora, que ayuda a calmar la mente, mejorar el enfoque y cultivar una mayor conexión con el momento presente. Aunque muchas personas no saben cómo dar el primer paso, empezar es más sencillo de lo que parece y no requiere experiencia previa. En este artículo exploramos qué es la meditación, por qué puede hacer una gran diferencia en tu vida y cómo iniciarte paso a paso, de forma sencilla y accesible.

Tabla de Contenidos

¿Qué es la meditación y por qué es importante aprender a meditar?

Meditar es dedicar unos minutos al día para estar en silencio, respirar y observar lo que sucede dentro de uno mismo sin juzgar. No se trata de dejar la mente en blanco ni de hacerlo perfecto, sino de aprender a estar presente. Con el tiempo, esta práctica sencilla puede convertirse en una herramienta poderosa para calmar la mente, tomar distancia de los pensamientos y reconectar con lo esencial.

Al integrar la meditación en la rutina diaria, incluso por pocos minutos, es posible empezar a notar pequeños cambios: más calma, mayor claridad y una mejor relación con uno mismo. En un mundo que nos empuja constantemente hacia afuera, sentarse en silencio es una forma simple —y al mismo tiempo poderosa— de volver a uno mismo y recuperar el equilibrio.

7 beneficios de la meditación para cuerpo, mente y espíritu

Meditar con regularidad no solo mejora el estado de ánimo, sino que también impacta positivamente en la salud física y en la calidad de vida en general. Sus beneficios han sido validados tanto por tradiciones milenarias como por la ciencia moderna.

  • Menos estrés: Disminuye la tensión acumulada y promueve una sensación general de calma.
  • Mejor descanso: Ayuda a conciliar el sueño y favorece una mayor profundidad al dormir.
  • Más claridad mental: Entrena la mente para sostener la atención y tomar decisiones con mayor lucidez.
  • Regulación emocional: Fortalece la capacidad de responder en lugar de reaccionar ante lo que sucede.
  • Sistema inmune más fuerte: La relajación profunda influye positivamente en el funcionamiento del organismo.
  • Mayor autoconocimiento: Facilita el contacto con las propias necesidades, pensamientos y emociones.
  • Conexión espiritual: Abre un espacio para explorar el sentido, la presencia y la relación con algo más grande que uno mismo.

aprender a meditar

Cómo empezar a meditar paso a paso

Comenzar a meditar no requiere experiencia previa ni condiciones especiales. Basta con la disposición de hacer una pausa, observar lo que sucede internamente y permitir que la mente se calme, sin expectativas ni presión. 

Meditar no significa vaciar la mente ni alcanzar un estado ideal, sino estar presente con lo que hay, tal como es. Al principio puede ser útil contar con una guía que brinde instrucciones sencillas, pero también es posible empezar siguiendo algunos pasos básicos.

Aunque existen distintos estilos, lo más recomendable es iniciar con una estructura simple que puedas sostener con regularidad. A continuación, te compartimos una guía paso a paso para sentarte a meditar con claridad y confianza:

  • Elige un lugar tranquilo: Busca un espacio donde puedas estar sin interrupciones durante unos minutos. Puede ser cualquier rincón de tu casa que te haga sentir en calma y protegido.
  • Adopta una postura cómoda y estable: Siéntate con la espalda recta, ya sea en el suelo con un cojín o en una silla. La idea es mantenerte alerta pero relajado, sin tensiones innecesarias.Cierra los ojos o baja la mirada: Esto te ayudará a reducir estímulos visuales y a enfocar tu atención hacia el interior. Si lo prefieres, puedes mirar un punto fijo frente a ti con suavidad.
  • Lleva tu atención a la respiración: Observa el ritmo natural de tu inhalación y exhalación, sin intentar modificarlo. Cada vez que notes que te has distraído, simplemente vuelve a la respiración.Observa lo que surge, sin juzgar: Pensamientos, emociones o sensaciones físicas pueden aparecer, y eso es completamente normal. La práctica consiste en reconocerlos y regresar una y otra vez al presente.
  • Finaliza de forma consciente: Abre los ojos lentamente y tómate un momento para notar cómo te sientes. Antes de continuar con tus actividades, respira profundo y agradece ese breve espacio de conexión contigo.

Qué hacer (y qué no) durante la meditación

Durante la práctica, lo más importante es adoptar una actitud de apertura. No se trata de controlar lo que sientes o piensas, sino de permitir que todo lo que surja forme parte de la experiencia. En lugar de resistir lo incómodo o aferrarte a lo placentero, intenta observarlo todo con la misma atención tranquila.

Evita forzarte a alcanzar un estado específico o “meditar bien”. Muchas personas abandonan la práctica porque creen que no lo están haciendo correctamente, cuando en realidad, notar la distracción y volver al presente es ya parte del proceso meditativo. Meditar no es eliminar los pensamientos, sino relacionarte con ellos desde otro lugar.

También es recomendable no fijarse expectativas rígidas. Cada sesión será distinta, y no siempre notarás cambios inmediatos. Al enfocarte en el acto de estar presente, sin esperar resultados, la meditación se vuelve más auténtica y sostenible.

Consejos para mantener una práctica constante

La constancia en la meditación no depende de cuánto tiempo meditas, sino de que lo hagas con regularidad. Estos consejos pueden ayudarte a sostener el hábito sin presionarte:

  • Establece un momento fijo del día: Meditar a la misma hora, como al despertar o antes de dormir, facilita la incorporación del hábito. Tu mente y tu cuerpo comenzarán a asociar ese momento con calma y silencio.
  • Empieza con pocos minutos: No es necesario comenzar con sesiones largas. Incluso cinco minutos al día pueden marcar una diferencia si se practican con atención.
  • Crea un pequeño ritual: Encender una vela, sentarte en el mismo lugar o tomar unas respiraciones antes de empezar puede ayudarte a entrar en el estado adecuado. Esto genera una sensación de inicio que prepara el espacio interno.
  • Lleva un registro simple: Anotar brevemente cómo te sentiste después de cada práctica puede ayudarte a mantenerte motivado. Ver tu progreso escrito refuerza la continuidad.
  • Sé flexible si un día no puedes meditar: Perder una sesión no significa retroceder. Retomar al día siguiente con naturalidad es parte de una relación sana con la práctica.

Errores comunes al empezar a meditar y cómo evitarlos

Es normal cometer ciertos errores al iniciarse en la meditación, especialmente cuando se tienen ideas preconcebidas sobre cómo “debería” ser la experiencia. Identificar estos obstáculos desde el comienzo puede ayudarte a avanzar con más claridad y menos frustración.

  • Buscar resultados inmediatos: Esperar sentir paz profunda desde el primer día puede generar decepción. La meditación es un proceso gradual que requiere tiempo.
  • Pensar que la mente debe quedarse en silencio: Los pensamientos seguirán apareciendo, y eso no significa que lo estés haciendo mal. Lo importante es cómo te relacionas con ellos.
  • Compararte con otras personas: Cada proceso es único, y lo que funciona para alguien más no necesariamente será útil para ti. Escucha tu propio ritmo y respeta tus tiempos.
  • Meditar solo cuando te sientes bien: Justamente en los momentos de mayor tensión es cuando más beneficios puede traer la práctica. La meditación no necesita condiciones ideales para ser valiosa.
  • Abandonar por falta de constancia: Saltarte uno o varios días no debería hacerte abandonar. Volver a empezar las veces que haga falta también forma parte del camino.

¿Cuánto tiempo meditar?

Cuando estás empezando, lo más recomendable es mantener la práctica breve y sencilla. Entre cinco y diez minutos al día son suficientes para establecer el hábito sin generar resistencia. Con el tiempo, si lo sientes natural, puedes aumentar la duración gradualmente.

Lo más importante no es cuánto tiempo pasas meditando, sino que la práctica sea regular. Es preferible meditar unos pocos minutos cada día que hacer sesiones largas de forma esporádica. A medida que te familiarices con la experiencia, tu mente y tu cuerpo se adaptarán, y podrás sostener la atención con mayor facilidad.

Las mejores series de Gaia para aprender a meditar en casa

En Gaia encontrarás una amplia variedad de series que te ayudarán a meditar en casa de manera efectiva. Cada serie está diseñada para abordar diferentes aspectos de la meditación, ofreciendo técnicas y prácticas que puedes incorporar fácilmente en tu rutina diaria.

Cómo empezar a meditar

Cómo empezar a meditar es una serie ideal para principiantes, guiada por Déborah Postigo. A lo largo de cuatro episodios, aprenderás los fundamentos de la meditación, como la postura, la respiración y la visualización, además de técnicas para manejar el dolor y activar la creatividad, la alegría y la gratitud.

Universo Fractal: Meditaciones para elevar la consciencia

Universo Fractal: Meditaciones para elevar la consciencia combina visualizaciones de fractales y audio de ondas cerebrales para inducir estados profundos de meditación. Esta serie de cuatro episodios explora diferentes frecuencias de ondas cerebrales, ayudándote a alcanzar una conciencia expandida y una conexión más profunda con tu mente y espíritu.

Hipnoterapia para convertirte en tu mejor yo

En Hipnoterapia para convertirte en tu mejor yo, descubrirás cómo la hipnoterapia puede ser una herramienta poderosa para la meditación y la transformación personal. Esta serie te guiará a través de diversas técnicas de hipnoterapia para mejorar tu bienestar y ayudarte a alcanzar tu máximo potencial.

El sonido de la creación: Meditaciones sonoras

El sonido de la creación: Meditaciones sonoras explora el uso de sonidos y vibraciones para facilitar la meditación y la conexión espiritual. Cada episodio te introduce a diferentes técnicas de meditación sonora, diseñadas para ayudarte a alcanzar un estado de paz y armonía, promoviendo la sanación y el crecimiento personal.

Preguntas frecuentes 

¿Cuáles son las diferencias entre meditación guiada y no guiada?

La meditación guiada implica seguir las instrucciones de un guía, que puede ser un instructor en vivo o una grabación, lo que puede ayudar a mantener la concentración y proporcionar estructura. En cambio, la meditación no guiada es más libre y requiere que el practicante controle su enfoque y técnicas de meditación por su cuenta, lo cual puede ser más desafiante pero también muy gratificante.

¿Qué tipo de meditación es mejor para principiantes?

Para los principiantes, las meditaciones guiadas son generalmente las más recomendadas, ya que proporcionan una estructura clara y orientación paso a paso. Esto facilita la adaptación a la práctica meditativa y ayuda a construir una base sólida antes de explorar técnicas más avanzadas.

¿Qué debo hacer si me distraigo mientras medito?

 Las distracciones son completamente normales, especialmente al comienzo. Cuando notes que tu atención se ha desviado, simplemente reconoce el pensamiento y vuelve con suavidad a tu punto de enfoque, como la respiración o el sonido.

¿Es necesario sentarse en posición de loto para meditar?

 No. Puedes meditar sentado en una silla, en un cojín o incluso acostado, siempre que tu postura sea estable y cómoda. Lo importante es mantener la espalda recta y estar lo suficientemente despierto como para no quedarte dormido.

¿A qué hora del día es mejor meditar?

 No hay una única respuesta correcta. Muchas personas prefieren meditar por la mañana para empezar el día con claridad, mientras que otras lo hacen por la noche para relajarse. Lo ideal es elegir un momento en el que puedas estar tranquilo y sin interrupciones.

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