Alimentación en verano: refrescate
Alimentación en verano: refrescate
By: Gaia Staff | Jun. 17, 2015
Llega el verano, en pocos días disfrutaremos de la cálida estación con sus frutas de temporada, la ropa ligera, las noches suaves… y en Aomm.tv siempre hemos querido acompañaros ante cada cambio de estación para preparar bien a nuestro cuerpo y a nuestra mente ante estos cambios. Hoy os traemos algunos consejos y propuestas para vuestra alimentación en verano.
1º ALIMÉNTATE CON CABEZA Y CORAZÓN
Durante estos meses la naturaleza nos ofrece una enorme variedad de frutas y verduras de temporada. La principal característica de estos alimentos es que son precisamente los más hidrantantes y de bajo contenido calórico, por lo que podemos comer un poquito de más sin miedo a ganar peso.
También son un recurso maravilloso los zumos verdes, como os contamos en este artículo ya que su aporte nutricional es muy completo, por si con los calores estamos con poco apetito.
2º HIDRATACIÓN POR DENTRO Y POR FUERA
Con las altas temperaturas es importante beber entre 2-3 litros de líquidos diarios. El agua será nuestro mejor aliado. Además debemos controlar que nuestra piel también lo esté e incluso la alimentación nos puede ayudar a mantener esa hidratación en el interior del cuerpo hasta la epidermis de la piel. Por ejemplo el tomate es un alimento magnífico.
3º RECETAS SALUDABLES
Si se nos han agotado las ideas para estar fresquitos y bien alimentados fuera de las frutas y verduras os ofrecemos estas sencillas recetas que tal vez te nos inspiren para que cada día nuestra mesa veraniega sea una fiesta:
-Gazpacho de guisantes: trituramos los guisantes (previamente cocidos), añadimos un chorro de aceite de oliva virgen y unas hojas de menta para darle un toque aún más fresco, triturar. Añadimos agua o caldo de verduras, necesario para obtener una crema ligera. Se puede acompañar con taquitos de jamón y unas hojitas de menta.
-Cóctel de verano: nada que tengas en el frigorífico se te va a poner malo… esta receta nos pide que cojamos todo lo que tenemos: tomatitos cherry, cebolletas en vinagre, maíz, gambas cocidas, surimi, aguacate, aceitunas, etc. Una vinagreta de mostaza, ideal para aliñar.
-Lasaña fría de salmón: montamos la lasaña rellenando las capas con hojas de lechuga variada, salmón ahumado y aguacate picado. Para aliñar: una vinagreta con cebolla, pimiento rojo y verde picado muy fino. Esta lasaña admite muchísimas versiones: sustituir el salmón por atún en conserva, surimi o gambas; añadir maíz, espárragos, queso fresco, etc.
4º SI TE TOCA TRABAJAR…
– Los ‘tupers’ serán nuestros grandes aliados con ensaladas completas como plato único; las de vegetales y proteínas son menos calóricas; las de legumbres te quitan el hambre durante horas y son sanísimas.
– La fruta fresca, yogures líquidos o zumo de tomate para tomar entre horas, serán los tentempiés perfectos.
– Si nos toca comer fuera, lo ideal sería escoger una ensalada como primero, carne o pescado con verduras, y fruta como postre.
Os deseamos un verano cargado de energía y descanso reparador. Os dejamos este artículo sobre la práctica de yoga en verano perfecta para acompañar a esta alimentación refrescante y saludable.
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Námaste.
¿Proteína o carbohidrato?
Con el título de hoy no pretendemos poner al lector en la tesitura de elegir entre comer un sabroso bistec o un delicioso plato de pasta, sino señalar la importancia de separar la ingestión de dichos alimentos en las comidas.
O comemos carne o pasta, pero no espaguetis con salsa boloñesa. Es un hecho comprobado científicamente que para digerir cualquier proteína de origen animal, el estómago debe secretar una enzima digestiva llamada pepsina, la cual solo puede funcionar eficientemente en un medio ácido, y esto es necesario durante varias horas, hasta que el alimento ha sido digerido completamente, y el bolo alimenticio ha abandonado el estómago, siguiendo su camino hacia el intestino.
También está demostrado que para digerir cualquier hidrato de carbono o fécula, se necesita todo lo contrario, es decir un medio alcalino. De hecho, la digestión de los carbohidratos comienza en la boca, cuando las glándulas salivales segregan otra enzima, ptialina y otros jugos alcalinos.
Cuando la comida llega al estómago, es necesario que la alcalinidad continúe para completar la digestión. Es fácil comprender el desastre que ocurre cuando se ingieren proteína e hidratos de carbono en la misma comida.
El estómago debe segregar simultáneamente jugos ácidos y alcalinos que se neutralizan entre sí y no puede digerir correctamente ni una cosa, ni la otra. En consecuencia, las proteínas se pudren, y las féculas fermentan.
La putrefacción y la fermentación son las causas principales de todo tipo de problemas digestivos, como gases, ardor, hinchazón, estreñimiento, colitis, etc. Muchas alergias son también consecuencia de la mala combinación de alimentos.
Para protegerse de la irritación tóxica crónica causada por las comidas mal combinadas, el colon segrega grandes cantidades de mucosidad para envolver las partículas tóxicas antes de que dañen su sensible mucosa.
Cuando esto sucede en todas las comidas, de manera habitual, como es el caso de la dieta moderna occidental, el intestino grueso acaba segregando un flujo constante de moco, que se acumula y se incrusta en las paredes del colon, produciendo una bolsa que se hincha hacia el exterior, provocando lo que se llama una diverticulosis.
Las siguientes etapas del deterioro del colon son la colitis y el cáncer. Si se desea combinar proteínas animales con otro alimento, la mejor elección son verduras y hortalizas, y el mejor modo de consumirlos es frescos en forma de una abundante ensalada.
La mejor combinación para los hidratos de carbono, (preferible que sean cereales integrales) son las frutas no ácidas y verduras frescas crudas o ligeramente cocidas. Las proteínas concentradas de origen animal no deberían entrar en más de una comida al día. Igual ocurre con los hidratos de carbono. Además, lo ideal para asegurarse una correcta digestión y asimilación de todos los nutrientes, es separar la ingestión de proteínas y féculas por un mínimo de 10 horas.
Por ejemplo, puedes hacer el desayuno a base de cereales: unas tostadas de pan integral con un poco de aceite de oliva, o un paté vegetal. Nada de zumo de naranja ni leche de vaca. Sustitúyelo por una infusión, te o café, solo o con leche de cereales.
Las proteínas las tomarás por la noche, te recomendamos el pescado azul como fuente de omega3, acompañado de una suculenta ensalada a base de hortalizas frescas o una guarnición de verduras.
¡Olvídate de las patatas fritas o el pan para empujar!.
Una última recomendación para disfrutar de una digestión más ligera y saludable es no tomar bebidas frías o con hielo. Al llegar al estómago inhiben la secreción de los jugos gástricos, con lo que interrumpen la digestión y desencadenan la putrefacción y fermentación del alimento en el estómago. Lo cierto es que cualquier bebida tomada en grandes cantidades con la comida, diluye los jugos gástricos y dificulta la digestión. En algunos países orientales es habitual acompañar la comida con un te o infusión caliente. El agua a temperatura ambiente es una magnífica opción. También lo son el vino y la cerveza, siempre que no estén fríos, ya que son bebidas fermentadas que tomadas con moderación facilitan la digestión.
Somos conscientes de que los hábitos alimenticios son muy difíciles de cambiar. Al principio puede resultar duro renunciar a una tortilla de patatas, arroz con pollo, o un buen bocadillo de jamón serrano. Pero cuando se convierte en lo habitual y comenzamos a sentir los beneficios en nuestro cuerpo, nos damos cuenta de que el esfuerzo ha valido la pena. Además un huevo frito con una buena ensalada también resulta delicioso.
¡Haz la prueba!