Cocina de verano
Cocina de verano
By: Carla Sanchez | Aug. 05, 2016
El verano es la época del año en la que necesitamos comer más ligero. El calor afecta de forma diferente a cada persona, pero a casi todos nos reduce el apetito, especialmente a los niños y a los ancianos. Esto no es negativo en absoluto, por lo general la tendencia es comer en exceso, por lo que moderar la ingesta una temporada es un merecido descanso para el estómago y los intestinos.
También son días de ocio y es fácil que los horarios se desbarajusten. Conviene prestar más atención a lo que nos llevamos a la boca para mantener unos niveles de nutrición óptimos, tener energía para combatir el calor y que el sistema inmunológico no se resienta.
La naturaleza es sabia y bondadosa, cada temporada nos colma de productos frescos y ricos en nutrientes y propiedades que cubren con creces nuestras necesidades. Las ensaladas son siempre una opción eficaz y rápida en los meses estivales, tanto en la comida como en la cena, y permiten mezclas creativas y deliciosas.
Hoy quiero redescubrirte un alimento que conoces de toda la vida. Te daré una receta sencilla y práctica que me encanta, “ensalada de patata con salsa de rábanos” ¿cuál es la novedad?
Recientemente se ha descubierto que la mejor forma de comer este tubérculo es cocido y frío, toma nota. Parece ser que cuando la patata cocida enfría su fibra cambia haciéndose más resistente para el aparato digestivo y, lejos de engordar, favorece la absorción lenta de los nutrientes que la acompañan. Además aporta vitamina B6 que ayuda a mantener las funciones cerebrales en buena forma.
Añádele hojas verdes y antioxidantes como los canónigos, corta rabanitos rojos en rodajas para aportar vitamina C y dar color; agrega alcaparras para intensificar el sabor y añadir proteínas vegetales. Si te gusta el pescado añade lubina marinada con limón y sal; si prefieres una versión veggie el tofu ahumado le dará un toque muy sabroso.
Se aliña con una sabrosa salsa de rábano: mezcla 2 rabanitos rallados, 3 cucharadas de mostaza de Dijon, 2 cucharadas de nata, el zumo de un limón y sal y pimienta al gusto en una taza; remueve hasta obtener una crema suave y rocíala sobre la ensalada.
A mí me gusta decorar este plato con un toque muy sutil de pimentón y ramitas de eneldo que es muy aromático y combina muy bien con la mezcla de sabores.
El resultado se aprecia en la foto, tiene una pinta estupenda y os diré ¡que estaba riquísima!
Upavistha Konasana y Prasarita Padottanasana
Ya te habrás dado cuenta de que en Yoga hay numerosas posturas de apariencia similar y beneficios comunes, pero cada asana, por más parecido que guarde con otra, tiene su propio objetivo.
Es el caso de Upavistha konasana y Prasarita Padottanasana, dos flexiones de tronco hacia adelante que se caracterizan por realizarse con las piernas abiertas. Veamos detenidamente cada una de ellas para comprenderlas mejor.
Upavistha konasana es un asana de flexión y apertura de caderas que se ejecuta en el suelo, su traducción literal es “postura del ángulo sentada”. Es exigente para la musculatura posterior, e interior de las piernas ya que la estira en profundidad, a la vez que tonifica y alarga los músculos de la espalda. Los brazos pueden estirarse hacia adelante, o también se abren de modo que se sujetan los dedos de los pies con las manos, entre otras variantes.
Prasarita Padottanasana es un asana de flexión hacia adelante, flexibilizadora de caderas y además una semi inversión del tronco. Prasarita significa separado o extendido, pado hace referencia al pie, puede traducirse entonces como “postura de los pies separados”. La posición de los brazos puede variar, manos apoyadas en el mat, codos y antebrazos, o se sujetan los tobillos y dedos de los pies con las manos.
Similitudes
– En ambas posturas se aprecia una clara apertura en las piernas que concentra su acción en aductores y abductores. Dependiendo de la flexibilidad de la persona, será más o menos exigente y siempre graduable.
– Comparten la flexión del tronco, que nace en las caderas flexibilizándolas y abriéndolas.
– También la variación de los brazos se asemeja. En ambas pueden alargarse, apoyar los codos y las manos, o sujetar tobillos y pies.
– Las dos posturas calman el sistema nervioso y mejoran considerablemente la flexibilidad de las zonas trabajadas, piernas y espalda.
Diferencias
– El trabajo de las piernas es distinto según se realiza de pie o sentado:
U.K: la acción de las piernas es muy activa, los pies están en flex buscando una buena separación entre los dedos generando espacio y la pelvis apoyada en el suelo favorece la rotación de las caderas hacia afuera.
P.P: la apertura de piernas se realiza en vertical y los pies empujan la tierra activamente alzando los isquiones hacia cielo. Al tener los pies en paralelo no hay rotación externa de caderas, pero sí una activación de los músculos del arco del pie y la musculatura que rodea los tobillos.
– La acción de la flexión del tronco es muy distinta en cada ángulo:
U.K: el tronco se extiende hacia adelante y hacia el suelo creando no solo un trabajo de alargamiento de la espina dorsal, sino también una generosa apertura de pecho. La flexión se produce desde el alargamiento de la columna y el límite llega cuando esta empieza a curvarse. Con práctica y paciencia se puede llegar a flexionar con la espalda recta.
P.P: al realizarse de pie, el tronco se flexiona hacia adelante y hacia los pies en posición invertida, de modo que el corazón queda por encima de la cabeza y todos los órganos internos se voltean cambiando su gravedad y proporcionando así gran parte de los beneficios de cualquier inversión (relajación de la musculatura inconsciente, mejoría de la circulación, respiración más profunda…). Es precisamente la gravedad la que favorece un mayor estiramiento de la espalda a la vez que el cuello se relaja y la sangre fluye hacia el cerebro para oxigenar y serenar el sistema nervioso.
– La postura de pie es más activa y vitalizante, mientras que la postura sentada invita a explorar la permanencia y el descanso aunque haya músculos activos. Suele formar parte de las secuencias de Yin yoga, un estilo que fomenta mantener el asana entre 3 y 5 minutos de forma pasiva.