Cómo elegir una clase o práctica en función del nivel
Cómo elegir una clase o práctica en función del nivel
Por: Gaia | Jun. 06, 2013
El propósito de este post es tratar de ayudaros a la hora de elegir una clase o práctica en función del nivel de la misma.
En Gaia hemos clasificado las clases y prácticas guiadas según distintos criterios, uno de ellos es el nivel. Partimos de la base de que el yoga es accesible para todos y que toda postura de yoga es susceptible de ser practicada por todo el mundo. Si tomamos como ejemplo sirsasana, el equilibrio sobre la cabeza, vemos que la postura final requiere preparación, práctica, conocimiento de la postura y que no exista ninguna lesión importante. Pero eso no quiere decir que un novato en esto del yoga no pueda acercarse a esta postura tan beneficiosa y atrayente. Deberá comenzar con prudencia, eso sí, por encontrar el punto justo de su cabeza para apoyar suavemente en el suelo, acomodar sus manos para sostener la cabeza, lograr el grado de apertura de los codos y hombros, que se deben fortalecer previamente, y poco a poco encontrar la verticalidad de su columna vertebral y valentía para levantar los pies del suelo y erguirse triunfal cabeza abajo.
Pero para que no haya sorpresas indeseadas cuando estéis practicando vuestra sesión, os aclaramos qué podéis esperar de cada nivel.
Todos los niveles
En este nivel encontrarás clases y prácticas accesibles para todo el mundo donde se suelen dar indicaciones para distintos niveles de experiencia e intensidad. Si eres principiante, te aconsejamos que veas primero la práctica antes de realizarla. Y si eres practicante de yoga desde hace tiempo y tienes más experiencia, no desestimes estas sesiones. Si encuentras sesiones aparentemente suaves, no te confíes porque a veces el trabajo que parece mas suave es el que trabaja a nivel más profundo y puede resultar muy exigente. Puede tratarse de posturas que conoces, en principio sencillas, pero mantenidas durante mucho tiempo, o a las que se ha añadido un trabajo de respiración (pranayama) o una progresión hacia otra asana. Esto requiere una práctica más profunda del yoga, así como fuerza y resistencia física.
Principiantes
Son clases y prácticas diseñadas para personas que se aproximan al yoga por primera vez, o que recién acaban de comenzar a practicar. También son sesiones adecuadas a aquellas personas que han practicado en el pasado y quieren retomar la práctica. Suelen usarse soportes y ayudas como sillas, cinturones, bloques, pared… o se introducen posturas menos exigentes, aunque igualmente completas y cargadas de beneficios. Aunque son clases para principiantes, en ellas se trabaja mucho e intensamente. Incluso un practicante más avanzado puede encontrar en estas clases algún detalle que desconocía de una postura básica que creía tener bajo control.
Moderado
Son sesiones para practicantes con algo más de experiencia y que practican de manera habitual. Incluyen posturas que requieren una cierta preparación previa y conocimiento y conciencia del cuerpo más avanzado.
Intermedio
Para niveles de práctica más exigentes. Se introducen posturas más avanzadas (equilibrios, curvaturas amplias) que requieren un conocimiento más alto del yoga y un cuerpo fuerte y libre de lesiones importantes. También se introduce el uso de la respiración y su armonización con el ejercicio físico.
Avanzado
Son prácticas para personas que tienen un amplio conocimiento y práctica del yoga. Requieren mucha experiencia y un físico saludable. Se trata de sesiones con ciertas posturas exigentes que requieren un conocimiento previo.
Sea cual sea el nivel de tu práctica actual, desde aomm.tv queremos animarte a investigar y probar ¿porqué no? en prácticas más avanzadas. Sin embargo, debes ser prudente, estudiar la práctica previamente y practicar siempre con prudencia, trabajando desde la escucha al propio cuerpo para evitar lesiones. Esfuérzate cada día, pero no fuerces.
Cristina Herrero es profesora de yoga en Gaia.
Si quieres empezar a practicar Yoga puedes hacerlo con esta clase gratuita:
A ti deportista: 10 motivos para hacer pilates
Muchas personas que ya son deportistas en alguna disciplina concreta, como corredores, ciclistas, nadadores, tenistas… pueden pensar que como ya hacen ejercicio físico sus necesidades de trabajo corporal están cubiertas. Sin embargo, al especializarnos en un deporte específico el cuerpo tiende a sobrecargar y desgastar las zonas que más utiliza, creando descompensaciones y desajustes con las que menos trabaja. Atención deportista: si completas el entrenamiento con un par de sesiones semanales de Pilates, sacarás mayor rendimiento al cuerpo y disfrutarás al máximo de tu deporte favorito.
¿Por qué SÍ hacer Pilates?
1– Hemos de abandonar definitivamente el círculo vicioso: “entrenar – dolor – parón – volver a empezar”.
2– Lo que nos lleva directamente a que seremos capaces de prevenir lesiones.
3– En el Método Pilates se concibe al cuerpo como un TODO, no como un conjunto de partes fragmentadas y separadas entre sí. El “powerhouse” o “core” es el eje central de energía y desde el que nacerán todos los movimientos del cuerpo. Eliminemos la idea, demasiado extendida, de abdominales inferiores y superiores.
4– Es un verdadero reto. Como deportistas sabemos que si se trata de correr, saltar, subir una montaña en bici… entrenando de manera específica llegaremos a nuestra meta, pero a qué precio físico. A través del Pilates le sumarás al entrenamiento la base fundamental de centro y control postural. Se puede caer en el error de pensar que una vez aprendido el ejercicio no hay más en dónde avanzar, pero solo estamos al principio del viaje: Pilates es un camino que una vez se empieza no se puede abandonar, no querrás abandonar.
5– Autoconocimiento: en el plano físico nos ayudará a conocer los límites de nuestra fuerza y elasticidad, y en el emocional: la capacidad de control, paciencia y energía que podremos dar en cada movimiento.
6– Haremos un uso eficiente de la propia energía. Aprenderemos a dosificar nuestras fuerzas.
7- Ante un deporte asimétrico, como el tenis, el ciclismo o la carrera, hay partes del cuerpo que trabajan más que otras, por lo que tenderá a compensar ese esfuerzo creando desajustes y desequilibrios. El dolor lumbar, la sobrecarga cervical o la falta de tono en el brazo que no sujeta la raqueta, podrían ser algunos ejemplos. En Pilates se aprende a repartir el trabajo.
8– Crearás un patrón respiratorio muy eficaz, gracias a la respiración torácica o costal con la que se trabaja en Pilates, mejorando notablemente tu rendimiento.
9– Lo bueno de Pilates es que siempre tienes el suelo y el cuerpo disponibles.
10– Propiocepción: harás más competente al cuerpo porque serás más consciente de él, lo sentirás y percibirás mejor. Joseph Pilates: “La juventud de una persona se mide por la salud de su columna vertebral”
Si quieres practicar Pilates desde la comodidad de tu hogar guiado por un profesor cualificado, entra en Gaia y únete.