¿Cómo se echó a perder tu clase de yoga?
¿Cómo se echó a perder tu clase de yoga?
By: Olga Castañeda | Jan. 27, 2015
Puede sonar un poco fatalista el tono del titular de este post, sin embargo, cuántos de nosotros no hemos acudido a clase con unas expectativas concretas, con los niveles de energía bajo mínimos o, simplemente, nos hemos aferrado a la práctica para que nos sirva de “apagafuegos” de un estado emocional negativo o destructivo: ansiedad, depresión, estrés, rumiación…
En muchas ocasiones nuestra práctica no se desarrolla de la forma que esperamos y, con este post, queremos encontrar cuánta responsabilidad tenemos cada uno de nosotros en ese “pequeño desastre”.
Vamos a ver varios puntos en los que, tal vez, estemos colaborando, sin querer, a boicotear nuestra propia práctica de yoga, tanto en la parte física con la realización de las posturas, como en la parte emocional.
1º MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES
Saber escuchar al cuerpo es una de las cualidades que más desarrolla la práctica de yoga, sin embargo, esa escucha puede llenarse de interferencias si sobrepasamos los límites de nuestro cuerpo y su energía en ese momento. Seamos flexibles para aceptar hasta dónde podemos dar en ese momento.
2º ALGO QUE “HAY QUE HACER”
Si asumimos que nuestra práctica es una tarea más del día que “hay que hacer” estamos rechazando el verdadero sentido de hacer yoga y nos imponemos, con muy poco cariño, una obligación más en el día, bloqueando completamente la mente y el cuerpo en el desarrollo de una conciencia abierta, sin juicios, sin expectativas, viviendo en el aquí y el ahora…
3º LOS ESTADOS MENTALES
La clase de yoga puede verse seriamente afectada por las expectativas que podamos haber puesto en ella. Si esperamos que tras la práctica purificante todos los problemas se hayan evaporado o cómo la práctica de vinyasa nos iba a aliviar esas molestias en la espalda, y no ha sido así, es que dependemos demasiado de nuestros estados mentales pasajeros. Sacudamos las expectativas y vivamos cada momento de la práctica como único.
4º PUNTUALIDAD
La importancia de ser puntuales va más allá del respeto al profesor o al resto de compañeros, es un compromiso con uno mismo. Si llegamos tarde, posiblemente nos sintamos muy ansiosos durante la clase y de peor humor cuando termine.
Esperamos que estos sencillos consejos nos ayuden a todos a ser más conscientes y podamos ver, con mayor claridad, la motivación que nos lleva cada día a la esterilla.
Namaste.
En Aomm.tv disponemos de un amplio catálogo de clases guiadas para que adaptes tu práctica a tus necesidades personales.
Olga Castañeda es profesora de yoga en Aomm.tv
La respiración en yoga y pilates
No es raro ver estas dos disciplinas agrupadas en una misma categoría, o incluso como partes de una misma clase. De hecho, el método Pilates utiliza algunas posturas de Yoga como base para sus ejercicios aunque el objetivo, la dinámica y la musculatura empleada no sean los mismos. Hay bastantes diferencias entre ambas, pero esto no es obstáculo para poder beneficiarse de las ventajas que cada una puede aportar a nuestro entrenamiento, hasta el punto de combinar las dos.
De entre las diferencias más señaladas entre el método Pilates y el Yoga, la respiración es una de las cuestiones clave que merece la pena conocer para adaptar cada ejercicio al modo de ejecución adecuado. En ambas la respiración ocupa un lugar muy importante y forma parte del conocimiento correcto de cada una de ellas.
En el caso del Yoga, tenemos el protagonismo absoluto del ‘pranayama’ o ejercicios específicos de respiración para controlar la ‘energía vital’ o el ‘prana’. Estos ejercicios no existen en absoluto en Pilates y su aprendizaje es básico para realizar una aproximación completa a la primera disciplina. Más allá de los pranayamas, la respiración en el resto de las posturas o asanas es una respiración que busca la calma y en la que inhalamos y exhalamos siempre por la nariz. Para la práctica de Yoga usamos una respiración completa, llenando zona costal y abdominal, y generalmente se intenta poner más énfasis en la exhalación, incrementando ligeramente su duración frente a la inhalación. También puede haber algunas asanas en las que ‘retengamos’ el aire tras la inspiración (plano inclinado en el saludo al sol). En cuanto al movimiento, hay tres principios generales (sujetos a excepción): cuando abrimos el pecho, la cabeza va hacia arriba, o hay una extensión del tronco: inhalamos; cuando la postura lleva la cabeza hacia abajo, hay una contracción del tronco o una flexión hacia adelante: exhalamos; en las torsiones inhalamos cuando alargamos la espalda y exhalamos al realizar la torsión.
En Pilates la respiración tiende a ser torácica para mantener la musculatura del abdomen sujeta; se inspira por la nariz y se espira por la boca, adaptando la salida del aire a la duración del movimiento ya que intentamos que al exhalar se reduzca la presión “intraabdominal”; en general, el objetivo de la respiración en Pilates es facilitar el movimiento y el control de la zona central del cuerpo, por tanto cuando la respiración busca facilitarlo la tendencia es exhalar cuando alejamos las extremidades o palancas del centro e inspirar cuando el ejercicio tiende a la contracción (acercar palancas al tronco); hay adaptaciones de ejercicios que para buscar un mayor desafío cambian la respiración y la realizan al contrario. Una recomendación importante para los principiantes es no agobiarse con la respiración ya que poco a poco irá integrándose de manera natural en los ejercicios. Lo más importante, por lo tanto, es que sea fluida y no quede bloqueada.