Consejos para practicar yoga en casa
Consejos para practicar yoga en casa
Por: Gaia | Jun. 08, 2013
10 consejos para prepararte antes de practicar yoga en casa:
1. Escoge un lugar tranquilo, sin estímulos ni distracciones.
2. Apaga el teléfono, televisor, radio, etc.
3. Avisa a las personas que viven contigo de que vas a practicar y necesitas un tiempo de recogimiento y silencio.
4. Utiliza ropa cómoda y una manta o esterilla de yoga.
5. Procura practicar con el estómago y la vejiga vacíos. Practica al menos dos o tres horas después de haber comido.
6. Ten cerca de ti accesorios como cojines, una manta, un cinturón de tela y una silla, por si los necesitas cuando estés haciendo tu sesión.
7. Visiona primero el video que has elegido para saber qué posturas se harán y si se adapta a lo que necesitas en este momento.
8. Respira tranquila y conscientemente, a ser posible con el diafragma, es decir hinchando y deshinchando tu abdomen con la respiración.
9. Escucha siempre a tu cuerpo. No lo fuerces y no vayas más allá de donde él te permita. La observación de este punto es muy importante para evitar lesiones innecesarias.
10. No te saltes la relajación, es muy importante para integrar la práctica y recibir todos sus beneficios.
Que disfrutes tu práctica!
Disfruta saludando a tu cuerpo a través de una vigorosa secuencia de Saludos al Sol progresivos y dinámicos.
Dime qué asana evitas... y te diré qué necesitas
Una de las muchas cosas buenas que tiene ser profesor de yoga es que te brinda la oportunidad de conocer a un buen número de personas de todo tipo de condición física, edad, ideales; cada uno viene con sus creencias, unas limitadoras y otras no tanto. Te permite observar su práctica, sus dificultades y resistencias así como sus puntos fuertes. Somos testigos privilegiados de la relación que cada alumno tiene consigo mismo, con su cuerpo y con todo su Ser.
A partir de esta observación silenciosa y respetuosa a lo largo de los años, he podido vislumbrar la relación existente entre determinados rasgos del carácter o actitudes ante la vida y las asanas que resultan más fáciles y agradables o que abordamos con inseguridad y recelo.
Resulta bastante claro y evidente pensar que una persona introvertida y tímida se sentirá mejor haciendo posturas de flexión como aschimottanasana o Kurmasana que invitan a la introversión, que practicando grandes aperturas como Ustrasana, el puente o Dhanurasana. En muchos casos, esta timidez viene acompañada por unos rasgos físicos muy concretos como son hombros caídos y rotados hacia dentro, pecho hundido y cabeza adelantada con la mirada baja. Un hábito postural que dificulta bastante la práctica de posturas de apertura; aunque sea esto precisamente lo que el practicante necesita, abrirse a la vida.
El caso contrario también resulta bastante claro. Una persona extrovertida, que gusta de estar rodeado de gente y por el contrario evita la soledad y el silencio, se sentirá bien en asanas que implican una apertura del pecho y plexo solar, y notará dificultades e incluso incomodidad en posturas de flexión anterior, en las que el cuerpo se pliega sobre si mismo y la conciencia se vuelve hacia dentro.
Personas de mente muy dispersa posiblemente se sientan especialmente incómodas en Bhujangasana; notaremos como su postura se desmorona, se relaja, al igual que su atención mental.
Las posturas invertidas implican un cambio de perspectiva, ver la vida desde otro punto de vista. Serán agradables para personas empáticas, tolerantes, capaces de ponerse en el lugar del otro.
Si pensamos en Virabhadrasana II y recordamos la sensación de fuerza, confianza y valor que nos da, no resultará difícil imaginar qué tipo de personas más lo necesitan; observadores que prefieren quedarse sentados mientras son otros los que bailan, personas con baja autoestima que no se sienten lo suficientemente buenas como para perseguir sus sueños. Seguramente les guste la postura, incluso sea una de sus favoritas, pero se cansarán rápido.
Posturas que representan un reto a superar como Sirsasana, Mayurasana… no serán obstáculo para personas arrojadas; no quiere decir que lo logren a la primera, pero no tendrán problema en intentarlo. No es así para almas temerosas, conformistas, acomodadas en sus vidas y sin ganas de cambiar. Se resistirán, no se verán capaces y buscarán excusas.
Personas con ideales y convicciones muy férreas tendrán dificultades en adoptar posturas de torsión o inclinación lateral que implican flexibilidad.
Las posturas de equilibrio son bastante chivatas en lo que al interior se refiere. Una persona que está en un momento de crisis emocional difícilmente podrá permanecer más de algunos segundos en la postura. Mentes dispersas o muy activas pueden encontrar también dificultad en los equilibrios. Personas excesivamente racionales o por el contrario muy intuitivas e imaginativas, sin enraizar en la tierra. Esto se debe a un desequilibrio en los hemisferios cerebrales. Recordemos que el hemisferio derecho es el lunar, de energía femenina, intuitivo, creativo… el hemisferio izquierdo es el solar y masculino, más racional, lógico y matemático. Cada hemisferio cerebral se relaciona con la fosa nasal contraria y la mitad del cuerpo.
Lo expuesto no son verdades absolutas, ni pretenden serlo. No quiere decir que alguien apocado no sea capaz de hacer Sirsasana, o una persona extrovertida formar Paschimottanasana. Con constancia y práctica consciente todo se puede conseguir y superar. Es una simple invitación a la observación y el autoanálisis, para otorgarle al yoga el lugar que merece en nuestras vidas.
Cristina Herrero es profesora de yoga y meditación en Gaia.