Nuevos hallazgos revelan en qué años existieron los Mayas

Nuevos hallazgos revelan en qué años existieron los Mayas

¿Podría la civilización maya ser más antigua de lo que pensábamos? Nuevas evidencias arqueológicas están cuestionando la línea de tiempo establecida por la historia convencional. En este artículo exploramos las nuevas teorías y descubrimientos que podrían cambiar nuestra comprensión de esta compleja sociedad.

Tabla de Contenidos

¿En qué años existieron los mayas? Reevaluación de su cronología

La cronología tradicional que sitúa el inicio de la civilización maya alrededor del 2000 a.C. está siendo cuestionada por recientes hallazgos y técnicas modernas de análisis. Estas investigaciones apuntan a que los orígenes de los mayas podrían remontarse mucho más atrás, desafiando las fechas convencionalmente aceptadas y ampliando considerablemente la historia de esta civilización.

Los debates actuales en el ámbito académico, estimulados por descubrimientos en estructuras subacuáticas y registros astronómicos, apoyan la idea de una antigüedad mayor de la civilización maya. A continuación, exploraremos estos hallazgos, que se exponen detalladamente en el documental “El misterio de los Mayas“, disponible en Gaia.

Estructuras subacuáticas y subterráneas

Los recientes descubrimientos en cenotes y cuevas subterráneas de la península de Yucatán están poniendo en duda las teorías tradicionales sobre la antigüedad de la civilización maya. Estos lugares, ideales para la conservación, han resguardado una variedad de artefactos y restos humanos que ofrecen una perspectiva única del pasado.

Entre los hallazgos más significativos se encuentran herramientas de piedra y tejidos que normalmente se descompondrían rápidamente bajo condiciones ambientales típicas. Los materiales orgánicos analizados sugieren una cronología mucho más extensa de lo que las fuentes tradicionales reconocen, indicando que los mayas podrían haber comenzado a establecer sus ciudades mucho antes de lo documentado.

El sistema de cuevas de Sac Actun, el más grande del mundo, ha revelado artefactos de varios milenios de antigüedad, incluyendo cerámicas y herramientas de piedra clave para reevaluar la presencia temprana de los mayas. Además, los cenotes, utilizados no solo como fuentes de agua sino también como sitios sagrados, contienen evidencias de ofrendas y rituales mucho más antiguos de lo previamente registrado, destacando la sofisticación técnica y espiritual de esta civilización.

antigüedad mayas

Evidencias astronómicas

Los mayas eran excepcionalmente avanzados en sus conocimientos astronómicos, como lo demuestran las alineaciones y construcciones de sus complejos arquitectónicos, que se corresponden precisamente con eventos astronómicos específicos. Este nivel de sofisticación sólo es posible a través de la observación del cielo durante un período mucho más prolongado que el registrado por las fuentes históricas convencionales. 

Observatorios como el de El Caracol en Chichén Itzá, diseñados para seguir el movimiento de Venus, son testimonio de su avanzada comprensión del cosmos. Además, los códices mayas, que sobrevivieron a la destrucción durante la conquista, contienen detallados cálculos astronómicos que permitieron a los mayas predecir eclipses solares y lunares con gran precisión.

Esta capacidad no solo implica un profundo conocimiento astronómico sino también la posibilidad de que tales conocimientos fueran desarrollados mucho antes de la formación de lo que consideramos la civilización maya clásica.

templos mayas

Leyendas mayas sobre sus orígenes

Las leyendas mayas, según el libro sagrado “Chilam Balam”, narra que sus ancestros llegaron por mar alrededor del 9600 a.C., provenientes de una gran isla llamada Atl o Atitlán, que se hundió debido a una inundación catastrófica.

Estos primeros pobladores, conocidos como “Kanuul” o “el pueblo de la serpiente”, fueron liderados por figuras míticas como Kukulkán, Quetzalcóatl e Itzamná, cuya misión era reconstruir la civilización. Al llegar a la península de Yucatán, nombraron la región Mayab, o “tierra de los pocos”, en honor a los pocos sobrevivientes que comenzaron esta nueva fase de su historia.

El legado de estos eventos y líderes culturales ha perdurado a través de los milenios, influenciando la construcción de los templos de Yucatán y Guatemala, vistos hoy como la culminación de un proyecto que comenzó hace más de 9000 años. Estas estructuras no solo son testamentos arquitectónicos, sino también cápsulas del tiempo que encierran la profundidad espiritual del pueblo maya.

Entonces, ¿En qué época comenzó la civilización maya?

Aunque tradicionalmente se ha considerado que los mayas comenzaron a desarrollarse alrededor del 2000 a.C., las evidencias mencionadas sugieren que podrían haber existido desde el 9,000 o 10,000 a.C. Esta revisión radical en la cronología ofrece una nueva perspectiva sobre la profundidad histórica y la sofisticación temprana de esta civilización mesoamericana.

¿De dónde vienen los mayas? Inicios históricos e influencias

Más allá de la propia mitología maya, como se relata en textos sagrados como el Chilam Balam, el origen de los mayas también se estudia a través de análisis lingüísticos y genéticos. Estas investigaciones sugieren que los mayas evolucionaron de grupos indígenas que habitaban Mesoamérica, pero no descartan la posibilidad de que hayan experimentado distintas confluencias culturales debido a migraciones tempranas desde otros continentes. Las variaciones en prácticas agrícolas, estilos de cerámica y organizaciones sociales indican intercambios y movimientos poblacionales que contribuyeron a moldear la compleja estructura social maya desde sus comienzos.

Teorías sobre migraciones ancestrales

Las teorías sobre las migraciones ancestrales de los mayas sugieren que este pueblo podría haber tenido orígenes más dispersos de lo que se reconoce comúnmente. Algunos estudiosos proponen que grupos nómadas atravesaron el estrecho de Bering, descendiendo a lo largo del continente americano hasta establecerse en lo que ahora es Mesoamérica. Estas migraciones, que se cree ocurrieron en varias oleadas, habrían introducido nuevas tecnologías y conocimientos agrícolas que se manifestaron en el desarrollo posterior de la civilización maya.

Además, evidencias de variaciones en el ADN de poblaciones antiguas en áreas cercanas a regiones mayas indican interacciones entre grupos de Norte, Centro y Sudamérica. Estas interacciones podrían haber facilitado un intercambio cultural y tecnológico que enriqueció tempranamente a los mayas, preparando el terreno para sus innovaciones en arquitectura, matemáticas y astronomía. Tales hallazgos están redefiniendo la comprensión de cómo las dinámicas migratorias pudieron haber modelado la identidad y la complejidad de esta antigua civilización.

Conexiones culturales con otras civilizaciones antiguas

Las conexiones culturales entre los mayas y otras civilizaciones antiguas son evidentes en comparaciones de arte, arquitectura y sistemas religiosos. Estudios comparativos muestran similitudes entre las construcciones mayas y otras civilizaciones en la América del Sur, como los Moche del Perú, sugiriendo una red de influencia y comercio que atravesaba el continente. Estas similitudes podrían indicar no sólo un contacto directo, sino también una difusión de ideas a lo largo de vastas distancias.

Otro punto de conexión se observa en las prácticas espirituales y en las representaciones artísticas, donde temas como la serpiente emplumada, encontrada tanto en culturas mayas como en otros pueblos indígenas de América, simbolizan la transferencia y adaptación de mitos y deidades. Estas prácticas compartidas apoyan la teoría de que los mayas, lejos de ser una civilización aislada, participaron activamente en un diálogo intercultural que enriqueció su desarrollo y dejó un legado perdurable que hoy seguimos descifrando.

Influencias de civilizaciones aún más antiguas

Las teorías que sugieren que los mayas pudieron haber sido influenciados por civilizaciones aún más antiguas han capturado la atención de historiadores y aficionados por igual. Estas teorías alternativas proponen que conocimientos antiguos, posiblemente de civilizaciones como la Atlántida y Lemuria, pudieron haber sido transmitidos a los mayas, contribuyendo a su notable desarrollo en diversas áreas como la astronomía, la arquitectura y las matemáticas.

La Atlántida, como describen las leyendas y algunos textos esotéricos, era una civilización con una tecnología y un conocimiento espiritual altamente avanzados. Aunque su existencia nunca ha sido comprobada, los defensores de esta teoría argumentan que las similitudes entre las construcciones arquitectónicas y los conocimientos astronómicos de los mayas y los atribuidos a los atlantes no son meras coincidencias. Según esta perspectiva, la desaparición de la Atlántida pudo haber llevado a algunos de sus sobrevivientes a refugiarse en lo que ahora es la península de Yucatán, influyendo así en la cultura maya temprana.

Por otro lado, Lemuria, a menudo descrita como un continente perdido en el océano Pacífico, es otra fuente posible de conocimientos antiguos. Al igual que la Atlántida, la existencia de Lemuria es objeto de especulación y se basa en narrativas menos aceptadas científicamente. Sin embargo, los partidarios de esta teoría sugieren que los lemurianos, conocidos por su profunda espiritualidad y conexión con la naturaleza, podrían haber tenido contactos con los ancestros de los mayas, dejando un legado que se manifiesta en la complejidad de los rituales mayas y su respeto por el entorno natural.

Los motivos para reducir la cronología histórica de los mayas

La reducción de la cronología histórica de los mayas puede tener raíces en varios factores socio-políticos y académicos que se han desarrollado a lo largo de los siglos. Durante la colonización de las Américas, fue conveniente para los conquistadores europeos presentar a las civilizaciones indígenas como menos avanzadas para legitimar sus esfuerzos de conquista y cristianización.

Al minimizar la antigüedad y los logros de los mayas, se subrayaba la supuesta superioridad europea y se justificaba el dominio sobre las poblaciones locales y sus ricas culturas. Esto se reflejaba también en el ámbito académico, donde los primeros estudios sobre los mayas fueron llevados a cabo por investigadores con concepciones eurocéntricas sobre tecnología y organización social.

Estas interpretaciones iniciales llevaron a subestimar la complejidad de la civilización maya, desde su arquitectura y sistemas agrícolas hasta sus conocimientos astronómicos y matemáticos. El impacto de estas visiones persiste en la educación contemporánea, donde los currículos a menudo no integran los hallazgos arqueológicos más recientes o las revisiones críticas de la historiografía maya.

La persistencia de visiones desactualizadas impide una apreciación completa de la civilización maya como una de las más avanzadas y duraderas de la historia humana. Su verdadera cronología podría remontarse mucho más atrás de lo que tradicionalmente se ha reconocido.



La historia de Atlantis, la ciudad perdida

La historia de la Atlántida, con su sofisticada sociedad y su trágica desaparición, es objeto de estudio y fascinación desde hace siglos. En la serie “Iniciación: viaje al origen del universo“, Matías De Stefano ofrece una visión detallada y profunda sobre la evolución y el impacto de esta ciudad perdida. En este artículo exploramos los orígenes, la estructura, las creencias y la caída de la Atlántida, basándonos en los relatos y conocimientos compartidos por Matías.

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Los orígenes de Atlantis

La historia de la Atlántida comienza con la llegada de los Anunnaki, seres gigantes del Medio Oriente, que se asentaron en la Tierra para ayudar a su especie a sobrevivir mientras su propio planeta moría. Estos seres extraterrestres tuvieron hijos con humanos, creando una nueva civilización que eventualmente se convertiría en los Atlantes. Esta mezcla de razas permitió a los Atlantes heredar conocimientos y habilidades avanzadas de los Anunnaki.

El dios griego Poseidón, conocido por los Atlantes como Talyn, fue uno de estos Anunnaki. Talyn protegió y guió a doce de estos niños mestizos, llevándolos desde su aislada civilización en el Medio Oriente hasta el océano Atlántico, lejos de la influencia dominante de otros Anunnaki. Esto estableció las doce familias de Atlantis, cada una encargada de preservar y transmitir la información estelar que poseían.

Las doce familias de Atlantis dividieron la isla principal en doce regiones pequeñas, cada una controlada por una familia. Estos no eran gobernantes tradicionales, sino guardianes de la información cósmica. A través de su conexión con las estrellas, los Atlantes desarrollaron una civilización que valoraba tanto el conocimiento espiritual como el avance tecnológico.

El propósito de Atlantis era ser un experimento para la evolución humana, dirigido por seres de las estrellas como los Arcturianos y los Pleyadianos. Estos seres enseñaron a los Atlantes a utilizar la geometría sagrada y las energías cósmicas para construir estructuras que no solo eran arquitectónicamente impresionantes, sino también espiritualmente potentes. Estas prácticas permitieron a los Atlantes alcanzar altos niveles de conciencia y sabiduría.

En la serie “Iniciación: viaje al origen del universo”, disponible en Gaia, Matías De Stefano explora en profundidad estos orígenes, revelando cómo los conocimientos ancestrales y la conexión con seres de otras dimensiones dieron forma a la avanzada civilización de Atlantis.

La estructura de Atlantis

La estructura de Atlantis se destacó por su organización avanzada y la integración de principios espirituales y tecnológicos en su diseño urbano y social. A continuación, presentamos los aspectos más relevantes de esta civilización:

  • Distribución regional: Atlantis estaba dividida en doce regiones, cada una gobernada por una de las doce familias. Estas regiones no solo representaban divisiones administrativas, sino también áreas de responsabilidad espiritual y tecnológica.
  • Gobierno espiritual: Las doce familias que gobernaban Atlantis no eran monarcas en el sentido tradicional, sino guardianes de la sabiduría cósmica. Su liderazgo se basaba en el conocimiento espiritual y la guía ética más que en el control autoritario.
  • Ciudad circular: La capital de Atlantis era una ciudad circular situada en la isla principal. Esta disposición reflejaba la armonía y el equilibrio que los Atlantes buscaban en todos los aspectos de su vida.
  • Tecnología de resonancia: Los Atlantes utilizaban la tecnología de vibración y sonido para construir y sanar. Esta tecnología permitía la construcción de pirámides y templos que actuaban como puntos de resonancia para la comunicación y la transferencia de energía a grandes distancias.
  • Geometría sagrada: La arquitectura atlante incorporaba principios de geometría sagrada, utilizando formas y patrones como la Flor de la Vida para alinear sus estructuras con las energías cósmicas, facilitando la meditación y la conexión espiritual.
  • Red de portales: Atlantis contaba con una red de portales naturales y artificiales que permitían la conexión con otras dimensiones y la transferencia de información cósmica. Esta red era fundamental para su evolución espiritual y tecnológica.
  • Centros de sabiduría: Los templos en Atlantis servían como lugares de conocimiento y energía. Eran diseñados para optimizar la resonancia energética, facilitando prácticas espirituales avanzadas y la conexión con fuerzas cósmicas.
  • Influencia estelar: Los conocimientos y habilidades de los Atlantes provenían de su interacción con seres de otros mundos, como los Arcturianos y Pleyadianos. Esta interacción moldeó profundamente su cultura, religión y tecnología, integrando saberes cósmicos en su vida cotidiana.
  • Expansión estratégica: Durante su apogeo, los Atlantes establecieron asentamientos en regiones clave como Egipto y el Mediterráneo. Estos asentamientos no solo ampliaron su influencia territorial, sino que también les permitieron acceder a importantes portales energéticos alrededor del mundo.

Sus creencias espirituales y religiosas

Las creencias espirituales de los Atlantes estaban profundamente arraigadas en la comprensión de la conexión entre el cosmos y la vida en la Tierra. Ellos creían que todas las divinidades eran expresiones diferentes de una única conciencia universal. Este enfoque permitía a los Atlantes ver cada aspecto de la naturaleza y el cosmos como una manifestación divina. Los elementos naturales como el agua, el fuego, la tierra y el aire eran considerados sagrados, y cada uno tenía sus propios dioses y espíritus guardianes. Esta cosmovisión fomentaba un profundo respeto por la naturaleza y la interconexión de toda la vida.

Uno de los pilares de las creencias espirituales atlantes era la práctica de la geometría sagrada. Los Atlantes utilizaban formas y patrones específicos, como la Flor de la Vida, para alinear sus estructuras con las energías cósmicas. Creían que estas formas geométricas eran la clave para comprender y manipular las energías del universo. Los templos y otras edificaciones importantes eran construidos siguiendo estos principios, lo que permitía a los Atlantes crear espacios que facilitaban la meditación y la conexión espiritual.

Los rituales y ceremonias de los Atlantes estaban diseñados para mantener el equilibrio y la armonía tanto a nivel individual como colectivo. Utilizaban la vibración y el sonido para sanar y elevar su conciencia, integrando prácticas como el canto y la resonancia armónica. Estas ceremonias no solo fortalecían la comunidad, sino que también servían como un medio para alinearse con las fuerzas cósmicas y recibir guía espiritual. Este enfoque holístico hacia la espiritualidad permitía a los Atlantes vivir en armonía con el universo y fomentar un crecimiento espiritual continuo.

El apogeo del imperio atlante

En su apogeo, Atlantis contaba con una población de aproximadamente 300.000 personas distribuidas en varias aldeas a lo largo de tres islas principales. Esta distribución reflejaba la organización y la planificación avanzada de la civilización atlante.

El imperio atlante alcanzó su mayor expansión al establecer asentamientos en el Mediterráneo y más allá. Siguiendo los patrones energéticos de la Tierra, los Atlantes fundaron colonias en regiones como Egipto, Asia Menor y el Medio Oriente. Estos asentamientos no solo extendieron su influencia territorial, sino que también les permitieron acceder a importantes portales energéticos que fortalecían su conexión con las energías cósmicas. La expansión atlante fue tanto una conquista territorial como un esfuerzo por unificar las energías planetarias bajo su control.

La tecnología de los Atlantes jugó un papel crucial en su apogeo. Utilizaban la vibración y el sonido para construir y sanar, desarrollando una red de pirámides y templos que funcionaban como puntos de resonancia. Esta red permitía a los Atlantes comunicarse y transferir energía a grandes distancias. Además, esta tecnología se utilizaba para la regeneración celular y la prolongación de la vida, demostrando su dominio sobre las fuerzas naturales y su capacidad para manipular la realidad física.

El sistema de gobierno atlante estaba basado en la sabiduría y la guía espiritual. Las doce familias que gobernaban Atlantis no eran tiranos, sino guardianes de la sabiduría cósmica. Su liderazgo estaba centrado en mantener el equilibrio y la armonía en la sociedad, utilizando su conocimiento de las estrellas y la geometría sagrada para guiar a la civilización hacia un desarrollo sostenible y espiritualmente avanzado. Este enfoque permitió a Atlantis florecer como una civilización próspera y equilibrada, capaz de integrar tecnología avanzada con una profunda espiritualidad.

La caída de Atlantis

La caída de Atlantis es una de las historias más trágicas y fascinantes de la antigüedad. La civilización atlante comenzó a desintegrarse durante la Era de Escorpio. Este período estuvo marcado por un abuso del conocimiento y la tecnología que poseían los Atlantes. Los líderes de Atlantis, una vez guardianes de la sabiduría cósmica, comenzaron a utilizar sus habilidades para ejercer poder y control sobre otros, desviándose de sus principios espirituales y éticos.

Este abuso de poder provocó una serie de catástrofes naturales que contribuyeron a la destrucción de Atlantis. Los Atlantes habían desarrollado tecnologías avanzadas que utilizaban frecuencias y resonancias para múltiples propósitos. Sin embargo, estas mismas tecnologías fueron empleadas para la guerra y la dominación, resultando en devastadoras ondas de energía que causaron la desaparición de ciudades enteras y convirtieron regiones fértiles en desiertos estériles.

Las tensiones internas y los conflictos con otras civilizaciones también jugaron un papel crucial en la caída de Atlantis. La guerra con la civilización de Mu fue especialmente destructiva, llevando a una serie de batallas que agotaron los recursos y la moral atlantes. Finalmente, una combinación de desastres naturales y el colapso social interno culminó en la completa destrucción de la civilización atlante, con la isla principal hundiéndose en el océano en una sola noche de infortunio.

Khem: La nueva Atlantis

Khem, conocida como la nueva Atlantis, surgió tras el colapso de la civilización atlante. Esta transición se produjo durante la Edad de Virgo, cuando los Atlantes restantes migraron y establecieron nuevas bases en Egipto y otras regiones del Mediterráneo. Khem heredó mucho del conocimiento y las prácticas de Atlántida, incluyendo la utilización de la geometría sagrada y la resonancia vibracional en sus construcciones. Los templos y pirámides de Egipto son testigos de esta transferencia de sabiduría, que continuó influyendo en el desarrollo espiritual y tecnológico de la región.

La nueva civilización de Khem se centró en mantener y expandir los conocimientos atlantes, adaptándolos a su nuevo entorno. Esta integración permitió a Khem florecer como un centro de aprendizaje y evolución espiritual. Los líderes de Khem, muchos de ellos descendientes de los antiguos guardianes atlantes, trabajaron para preservar la armonía y el equilibrio que una vez caracterizaron a Atlantis. Así, Khem se convirtió en un puente entre el legado de Atlántida y las futuras civilizaciones, asegurando que las lecciones aprendidas no se perdieran en el tiempo.

El legado de Atlantis

A pesar de su destrucción, el legado de Atlantis perdura en numerosas culturas y tradiciones alrededor del mundo. Las enseñanzas y tecnologías de los Atlantes fueron llevadas a nuevas tierras por sus supervivientes, influenciando a regiones como Egipto, Grecia y América Central en su mitología, arquitectura y prácticas espirituales. Estas culturas reflejan el conocimiento atlante de la geometría sagrada y la alineación cósmica en sus monumentos y templos.

El impacto espiritual de Atlantis también es evidente en muchas religiones y filosofías esotéricas. Los principios de conexión con el cosmos, la importancia de la alineación energética y el uso de la vibración y el sonido para la sanación y la evolución son conceptos que han perdurado a lo largo de los siglos. Estas enseñanzas continúan inspirando a buscadores espirituales y practicantes modernos que buscan integrar estos principios en su vida diaria.

Además, la historia de Atlantis ha sido un catalizador para la exploración y la búsqueda de civilizaciones perdidas. Arqueólogos, historiadores y exploradores han dedicado sus vidas a desenterrar los restos de esta antigua civilización, buscando pruebas que corroboren los relatos de Platón y otros. Estos esfuerzos han llevado a numerosos descubrimientos importantes que han enriquecido nuestra comprensión de las culturas antiguas y su conexión con Atlantis.

La historia de Atlantis sigue siendo una fuente de inspiración y reflexión sobre el potencial humano y nuestras capacidades. Nos recuerda que, aunque podemos alcanzar grandes alturas de conocimiento y tecnología, debemos hacerlo con un sentido de responsabilidad y ética. El legado de Atlantis nos insta a aprender de sus errores y a utilizar nuestras habilidades para crear un mundo más armonioso y equilibrado, evitando los caminos que llevaron a su caída.

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