Felices 365 días del Buen Amor

Felices 365 días del Buen Amor
Por: Noelia Quiroga | 21 febrero, 2017
La semana pasada estuve en la presentación del libro de Silvia Congost “Si duele, no es amor”. Allí sentada, barriguita redonda y vibrante al ritmo de mi pequeña, la mano en la mano de mi pareja, aprendices incansables deseando encontrar nuevas claves que nos ayuden a crecer y a construir.
“Pensad por un momento” – dijo Silvia – “en aquella persona que en vuestra vida sintáis que os ha amado de verdad de forma sana, en cómo actuaba, cómo transmitía ese amor, cómo os sentíais”… Ella no hablaba necesariamente de alguien del pasado aunque yo lo transcriba así, pero yo pensaba en mi abuelo que se fue de esta vida a mis 16… De pronto volví a ese amor templado y reconfortante como un tazón de leche, a la seguridad de su mano, a la ternura inmensa de su regazo, a la certeza de sentirme incondicionalmente amada, a la liberación de ser solo lo que yo soy, a la compasión, a la generosidad… Me vi en sus ojos floreciendo, regada por su risa, sostenida por su bondad e impulsada por su confianza. Amor Sano. Impensable que yo pudiese devolver con otra moneda a quien así me ama…
La realidad es que muchas veces ese amor se nos escurre como arena entre los dedos. Creemos amar bien y apenas sabemos cómo empezar a amarnos bien a nosotros mismos. En nuestro amor hay reproches, exigencias, afán por cambiar al otro, egoísmo, poca escucha, poca empatía y ni un ápice de compasión.
Vivimos añorando un amor de película, frustrados ante la realidad, insatisfechos y con el foco puesto en todo menos en lo que realmente significa amar.
Mis claves del buen amor
Autoestima: curar nuestras heridas, dejar atrás el pasado, mimarnos, cuidarnos, respetarnos, escucharnos y priorizarnos…Fundamental si queremos amar bien a los demás.
Menos exigencia y más aceptación: pasa por rebajar nuestras propias auto-exigencias y rechazar la idea neurótica de que el otro debe ser mi clon. La diferencia es riqueza. Amar es aceptar a la otra persona tal y como es.
Observar desde un lugar diferente. Si yo cambio todo cambia y no esperar el cambio en los demás para ser feliz yo. Respons(h)abilidad.
Romper con las creencias de que el amor “debe”, “tiene que” ser de determinada manera, al estilo de mis padres, de las novelas, de las canciones…
El Amor Es
Simple, sin disfraces, sencillo, puro, inmenso, inexplicable, sanador…
El amor reconfortante de tazón de leche de mi abuelo que recupero de mi memoria del alma para envolver a mi hija, a mi pareja, a mi gente y al mundo con él. Ese amor que permite crecer…
Cierra los ojos para recordarlo siempre que lo olvides, fluye y transmítelo sin contención, es tu mejor regalo.
Yo me Amo
Carla Sánchez
1 Temporada, 8 Episodios
Esta serie guiada por Carla Sánchez, es un viaje hacia tu interior creado para que te cuides y te ames cada vez más. Dedícate un tiempo maravilloso y merecido con esta colección de clases y meditaciones centradas en el amor hacia ti, tu íntima escucha y tu bienestar.
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La vida color yoga

En 2013 comenzó mi historia de amor con el yoga.
En aquella época vivía una etapa de ansiedad y buscaba soluciones que me ayudaran a paliarla. La persona adecuada en el momento adecuado me recomendó iniciarme en el yoga acompañándome al centro dónde ella acudía de forma habitual.
Y así fue como un buen día me descalcé por primera vez en la entrada de Sananda, avancé entre budas por el pasillo oloroso a incienso hasta la esterilla en la que me vi tumbada, amorosamente tapada con una manta y esperando el inicio de la clase de principiantes.
Mi mente prejuiciosa pensaba en sectas, levitaciones, aburrimiento supremo y gente etérea… Hasta que ¡Ale hop!, comenzó la clase y con ella la magia. Esa magia del yoga que te despega del pasado y del futuro y te sitúa en la vida, en la intensidad de cada movimiento y cada respiración. A solas contigo, en comunión con el resto del universo, ¡tan grande esta magia! Respirando amor y encajando cada pieza del puzle en perfecta armonía.
A lo largo de esta historia de amor hasta el presente recuerdo que un pedazo de mi alma partió con mi madre un día para no volver y dos príncipes sin corona se fueron dejando hojas marchitas tras de sí. Rememoro momentos de intensa pasión yóguica cuasi diaria sobre la esterilla… Otros, en cambio, de ausencias de amante indecisa que no quiere dejarse querer. ¿Cómo olvidar las sonrisas cálidas que me reciben siempre al regresar? Mantras hermosamente cantados, el príncipe con corona que apareció para apoyarme y regar mi alma, y seres de luz como mi niña Adriana que, desde mi vientre, me acompaña en cada asana abriendo más mi corazón con cada respiración.