Mindful eating: controla tu apetito practicando la atención plena
Mindful eating: controla tu apetito practicando la atención plena
Por: Gaia | May. 29, 2014
¿Aburrido de estar a dieta? ¿No logras mantener un peso estable? ¿Has probado todas las dietas que existen, incluso algunas que no serían consideradas como saludables, y sigues igual? Posiblemente, si has contestado afirmativamente a estas preguntas, no solo no hayas conseguido perder peso, sino que tu nivel de energía mental está bajo mínimos. Pero no te preocupes, porque ninguna dieta te va a aportar algo que ya tienes: la consciencia o atención plena para perder peso. Esa sería la traducción más exacta del término mindfulness, concepto que cada vez se escucha con más frecuencia.
La atención plena es una capacidad mental que tenemos todos los seres humanos, sin excepción, de permanecer atentos de manera deliberada en el momento presente, observando la realidad tal y como es, sin juicios y con aceptación.
Expresado de esta forma muchos pueden pensar que se les está vendiendo un nuevo método de autoayuda llena de palabrería barata, sin embargo, estamos hablando de las bases de la meditación budista a través de la cual, está demostrado científicamente, mejora la capacidad de manejar situaciones difíciles, disminuye los niveles de estrés y ansiedad y ralentiza el flujo de pensamientos recurrentes.
Cualquier actividad que realicemos puede ser practicada con mindfulness, pero hoy nos vamos a centrar en la alimentación: mindful eating. El objetivo de practicar la atención plena en la nutrición es poner consciencia en la manera de alimentarnos. Hoy en día nuestro cerebro se ve sometido a multitud de estímulos visuales, aromáticos, sonoros… creando una fuerte saturación mental, perdiendo la referencia de lo que es importante y lo que no lo es. La comida constituye un pilar sobre el que todos nos desahogamos cuando no sabemos gestionar bien estos estímulos y las emociones que nos genera, por lo que nos hace comer más de lo que necesitamos.
Al comer con atención plena se recupera la relación con la comida, se hacen las paces con ella, dejando de ser la responsable de nuestras alegrías o tristezas. Para ello necesitamos deshacernos de muchas creencias que tenemos sobre la comida y darle la importancia y el valor que tiene en nuestra vida: ser la fuente primordial de energía, la que nos permite hacer lo que hacemos: leer, viajar, amar…
Estos son algunos consejos para introducir el mindful eating en nuestra vida cotidiana:
- Cada vez que comes, pregúntate para qué vas a comer: ¿tengo hambre?
- Si te entra hambre, primero bebe agua. A veces no diferenciamos entre el hambre y la sed.
- Come tranquilamente y saboreando cada bocado.
- Entre bocado y bocado deja los cubiertos sobre la mesa
- Come en un lugar concreto y agradable, sin televisión
Recuerda: cuando comas, sólo come.
Olga Castañeda.
7 alimentos anticáncer
Según un informe de la Universidad de Harvard, ‘La Prevención del cáncer’, un 30% de los casos de cáncer mortales son provocados por la mala alimentación y obesidad. El cáncer es una enfermedad en la que entran en juego varios factores, por lo tanto nadie nos puede asegurar que si llevamos una vida sana nos vayamos a librar de él. Sin embargo, lo que sí está claro es que tener hábitos de vida saludables que incluyan hacer ejercicio, eliminar el tabaco, llevar una dieta rica en alimentos frescos y reducir los niveles de estrés en nuestra vida entre otras cosas, reducen la probabilidad de desarrollar un cáncer.
Existen muchos alimentos que han demostrado su acción anticáncer, bien en la prevención o en el tratamiento y reducción de los tumores.
Hoy os enumeramos estos 7 alimentos anticáncer:
– Brócoli. Tiene un alto contenido en isotiocianatos. El gen 53, conocido también como “el guardián del genoma” se encarga de mantener a las células sanas y evitar que se inicie el crecimiento anormal propio del cáncer. Cuando este gen 53 se vuelve defectuoso su falta de control hace que las células anormales proliferen y den lugar a distintos tipos de cáncer. Los isotocianatos presentes en el brócoli, el repollo y la coliflor son capaces de eliminar la proteína del g53 defectuoso y dejar libres las proteínas sanas para suprimir el desarrollo de tumores.
– Tomates, fresas y sandía. El licopeno que tienen reduce la incidencia de distintos tipos de cánceres, especialmente el de próstata. El licopeno inhibe la proliferación celular y modula los mecanismos inmunológicos.
– Frutas, verduras y mermeladas. Las personas que comen abundante cantidad de frutas y verduras tienen menos probabilidad de desarrollar cáncer. Esto se debe en gran medida a la pectina, un gelificante natural de las frutas y las hortalizas, que también se usa para fabricar mermeladas y que inhibe la galectina 3, una proteína que ayuda a la diseminación del cáncer en el organismo.
– Cúrcuma. Es uno de los antiinflamatorios naturales más potentes. Además tiene cualidades antitrombóticas, hipocolesterolemiantes, hepatoprotectoras, antimicrobianas, antioxidantes, anticancerosas. Se ha comprobado que la curcumina inhibe el crecimiento de un gran número de tumores como los de colon, hígado, estómago, mama, ovarios y leucemia entre otros. Favorece la eliminación de sustancias cancerosas, ayuda a nuestro cuerpo a producir sustancias anticancerosas como el glutatión y tiene un gran poder antioxidante (en algunos estudios se habla de que es hasta 300 veces más potente que la vitamina E).
– Setas chinas. Maitake, shiitake y reishi se utilizan en la medicina tradicional china para reforzar el sistema inmune por la presencia de unos compuestos llamados betaglutanos que estimulan la fabricación de interferón natural, un eficaz anticancerígeno. Las setas frenan el crecimiento de las células tumorales y la aparición de metástasis.. también son ricas en Selenio, que ayuda en la lucha contra la enfermedad.
– Té verde. Contiene polifenoles que anulan los efectos de las nitrosaminas y tiene poderes antioxidantes. Es un poderoso protector contra las radiaciones ambientales. Potencia el efecto de la radioterapia en las células cancerosas.
– Aceite de oliva. Reduce el riesgo de cáncer de mama, próstata, colon e intestino. El aceite de oliva contiene un ácido graso esencial, el ácido oleico (omega 9) que disminuye los niveles de un oncogén, el HER2/neu, y aumenta la eficacia del tratamiento del trastuzumab que tiene como blanco dicho oncogén. También aumenta el efecto de otro fármaco utilizado en el cáncer de mama y ovario: el paclitaxel. Una alimentación que incluya aceite de oliva virgen extra puede reducir el desarrollo de tumores entre un 8% y un 10%, y hasta un 15% en el caso de cáncer de mama.
Desde Aomm.tv te invitamos a que incluyas todos estos alimentos en tu dieta habitual y añadas la práctica del yoga, pilates y meditación en tu vida diaria, la mejor forma de sentirte bien y cuidarte por dentro y por fuera. Puedes empezar a buscar tu clase ideal pinchando aquí.