Pranayama: Control de la cintura abdominal

Pranayama: Control de la cintura abdominal
Por: Gaia | Mayo. 06, 2014
Uno de los pilares fundamentales del Pranayama y a menudo olvidado es el control de la cintura abdominal. Es muy que habitual escuchar la expresión “hinchar el abdomen como un globo o una pelota” aconsejando relajar los músculos abdominales para que aumente el volumen de aire inspirado. Pero lo cierto es que desatender el control de la cintura abdominal permitiendo la dilatación total del abdomen resta eficacia a los ejercicios de Pranayama.
El control de la cintura abdominal permite al yogui controlar y modificar la presión en el abdomen y el tórax, lo que trae importantes repercusiones a nivel fisiológico y energético. El diafragma es un gran músculo con forma de cúpula situado en el tronco, que lo separa verticalmente en dos cavidades. Por encima se encuentran los pulmones y el corazón. Por debajo del diafragma están el hígado, estómago, páncreas, bazo e intestinos. En el curso de la respiración, el diafragma actúa como un pistón, realizando un movimiento vertical. Cuando inhalamos se aplana ligeramente y desciende, ejerciendo presión en los órganos abdominales. Cuando exhalamos, el diafragma asciende y se relaja, lo que permite que los órganos recuperen su forma y volumen normales, y al mismo tiempo favorece la expulsión del máximo aire residual.
Ahora bien, para que efectivamente, exista presión intraabdominal durante la fase de inhalación, es imprescindible que los músculos abdominales estén activos ejerciendo una función de contención.
El empuje producido por el diafragma hacia abajo, unido a la resistencia de la cintura abdominal aumenta la presión intraabdominaal, lo que masajea y tonifica las vísceras. Si por el contrario, el abdomen se encuentra relajado, sucede que los órganos son desplazados hacia abajo y delante, sin la contención de la musculatura, lo que podría resultar en una deformación permanente, además de congestionar los órganos con un exceso de sangre.
EFECTOS BENEFICIOSOS DEL CONTROL DE LA CINTURA ABDOMINAL
– Gracias a la presión ejercida sobre las vísceras abdominales, la sangre venosa es aspirada a través de la vena cava inferior hacia el corazón, y de ahí a los pulmones, para realizar el intercambio gaseoso (CO2 por oxígeno) y la recarga de prana.
– La sangre venosa impulsada hacia arriba por la vena cava, hace que la sangre arterial sea aspirada hacia abajo por la aorta, nutriendo los órganos con sangre nueva. Se asemeja a un circuito cerrado por el que circula la sangre.
– El corazón es descomprimido con el descenso del diafragma, además de ser ayudado en su función con la circulación venosa. De hecho el Pranayama es uno de los mejores ejercicios para corazones frágiles, realizando las prácticas con prudencia en lo que atañe a retenciones del aliento (kumbhaka).
– La exhalación con control de la cintura abdominal favorece la expulsión de aire residual.
– El control de la cintura abdominal hace que las fases torácica y clavicular de la respiración yóguica completa se pongan en marcha de manera más natural y espontánea que con el abdomen relajado.
– El volumen de aire inspirado manteniendo la cintura abdominal controlada es igual o mayor que con el abdomen relajado y los músculos distendidos.
¿CÓMO APRENDER A CONTROLAR LA CINTURA ABDOMINAL?
Esta función de contención la realizan los músculos abdominales, que son cuatro: el transverso abdominal, el más profundo. Los oblícuos menores y mayores y el recto abdominal. Este último es el más externo, sus fibras están dispuestas verticalmente desde el esternón y las costillas hasta la sínfisis púbica. Desempeña el papel principal en la respiración controlada y presenta una resistencia mucho mayor en la parte situada por debajo del ombligo que por encima de este.
– Para ensayar el control del cinturón abdominal siéntate con la espalda erguida, en tu postura habitual para meditar y realizar las prácticas de Pranayama.
– A continuación realiza una espiración completa, forzando la salida del aire ayudado por los músculos del abdomen que se acercarán a la columna vertebral afinando la cintura.
– Ahora coloca un dedo entre el ombligo y el pubis y otro dedo entre el ombligo y el esternón.
– Manteniendo la posición de los dedos, comienza a inspirar lentamente. Por encima del ombligo se dilatará ligeramente la pared abdominal mientras que por debajo del ombligo permanecerá firme y estable.
Puedes encontrar diferentes ejercicios y prácticas de Pranayama guiados por nuestros profesores. Entra en Gaia y únete.
La respiración: principio vital

Os planteamos la siguiente reflexión: ¿Os habéis fijado en personas que practican Yoga, Tai-Chi o Pilates, por ejemplo, que parecen más jóvenes de la edad que realmente tienen? ¿Y en personas que ocupan un cargo importante, de poder y mucha responsabilidad, que parecen mucho más mayores de lo que son?
Muchos pensaréis que por el estrés ¿verdad?
Exacto.
Entre otros factores, el estrés es una consecuencia directa de ese envejecimiento, pero ¿cuál es el proceso para que esto ocurra?
Por la manera de respirar.
Cuando las situaciones estresantes nos sobrepasan, las consecuencias directas primero las sufre nuestro sistema respiratorio: las respiraciones se desajustan y crean en nuestro organismo un desequilibrio entre el oxígeno que tomamos y el dióxido de carbono que soltamos, afectando directamente sobre el resto de los sistemas: circulatorio, muscular, digestivo… siendo el final de la cadena, nuestras células, que se alimentan de ese oxígeno que respiramos, para darnos energía.
Resumiendo: nuestras células se oxidan, crean más radicales libres causantes del envejecimiento celular ¿Nos suena? Por ello, en prácticas como el Yoga, el Pilates o el Tai-Chi, donde la respiración es uno de los principios fundamentales de su técnica, se consigue equilibrarla y reajustar el resto de mecanismos de nuestro cuerpo.
Existen muchas técnicas, diferentes ritmos y pautas respiratorias, pero el punto fundamental de todas es: LA CONSCIENCIA. Ser consciente del aire que entra y que sale, ya es el primer paso para poner en conexión mente-cuerpo.
Entre los beneficios que podemos destacar de trabajar en la respiración, serían:
-El conocimiento del propio cuerpo a la perfección (propiocepción).
-La estabilización de la columna y movilización de las extremidades.
-El control absoluto de los movimientos.
-Los músculos se oxigenan, consiguiendo el máximo estado de relajación.
–Localización de cualquier tipo de tensión, ayudando a desbloquearla.
-Eliminación de toxinas, mejorando la luminosidad de la piel.
–La mente se aclara, se calma, se ilumina, se silencia, creando un estado de bienestar con el mundo y con uno mismo.
¿No crees que merezca la pena probarlo? Parece que la respiración encierra valores de mucha importancia. En yoga, por ejemplo, la respiración es Pranayama (Prana: energía vital / ayama: control y expansión) aunque necesitaremos otro artículo para profundizar en el tema más adelante.
Por el momento, os dejamos esta reflexión final: Respirar, es lo primero que hacemos al nacer, y lo último que hacemos antes de morir.
Si queréis ir experimentando las sensaciones en la atención sobre la respiración, os proponemos esta sencilla meditación guiada por nuestra profesora Cristina Herrero “Atención sobre la respiración”
Os esperamos en Aomm.tv
Námaste.