Yoga para empezar el día con energía
Yoga para empezar el día con energía
By: Gaia Staff | Oct. 23, 2014
La propuesta de hoy es una breve secuencia de posturas de yoga que no llevará más de 15 minutos. Es perfecta para hacerla por la mañana al levantarse. Os ayudará a estirar y desentumecer el cuerpo, y os dará un aporte extra de energía para empezar bien el día.
– Gato-vaca+respiración. Apoya en el suelo las rodillas al ancho de tus caderas, y las manos al ancho de tus hombros. Mientras exhalas redondea tu columna, sacando una joroba en lo alto de la espalda al tiempo que metes la pelvis y la cabeza hacia dentro, mirándote el ombligo. Con la inhalación estira la espalda y mira hacia delante. Vacía los pulmones completamente cuando exhalas.
Hazlo sin prisa. Repite el movimiento al ritmo de tu respiración durante 10 o 15 ciclos respiratorios. Cuando termines siéntate sobre los talones y descansa.
– Postura del grillo (Jhillyasana). Túmbate boca arriba y dobla las piernas apoyando las plantas de los pies en el suelo, al ancho de tus caderas. Acerca los talones a los glúteos todo lo que puedas, puedes ayudarte con las manos, y después coloca los brazos estirados a los lados del cuerpo, con las palmas hacia abajo. Estira el cuello por detrás. Mientras inhalas bascula la pelvis en el suelo intentando redondear la zona lumbar. Lentamente ve levantando del suelo la espalda, vértebra por vértebra, hasta llegar a formar una línea recta desde las rodillas hasta los hombros.
Asegúrate de que el cuello está relajado. Mantén la postura respirando profundamente durante 1 minuto aproximadamente. Vuelve al suelo despacio y descansa.
– Postura de la cobra (Bhujangasana). Túmbate boca abajo con todo el cuerpo estirado. Apoya bien las manos a los lados de los hombros con los dedos abiertos. Inhalando ve levantando poco a poco la cabeza y el pecho bien abierto.
Variante: Apoya en el suelo los codos y antebrazos en paralelo. Los codos deben estar alineados con los hombros.
Dirige la mirada hacia el frente y lleva los hombros hacia abajo, lejos de las orejas.
– Postura del perro cara al suelo (Ado Mukha Svanasana). Sitúate con las rodillas y las manos apoyadas en el suelo. Los pies juntos con los dedos apoyados en el suelo (también se puede hacer separando los pies, es menos intensa). Las manos deben estar separadas al ancho de los hombros y un poco adelantadas. Inhalando levanta la pelvis hacia el cielo estirando las piernas. Exhalando invita a los talones a llegar al suelo sin doblar las rodillas ni los codos. El cuerpo forma una V invertida.
– Postura del árbol (Vriksasana). De pie con todo el cuerpo estirado. Separa los pies al ancho de tus caderas y junta las manos delante del pecho. Enraízate bien en la tierra, separando los dedos de los pies. Mira un punto fijo delante de ti con la mirada relajada. Desplaza el peso del cuerpo al pie y pierna derecha y levanta lentamente el pie izquierdo hacia arriba, deslizándolo por el interior de la pierna derecha. Apoya el pie firmemente a la altura de la rodilla y abre bien la cadera hacia el lado izquierdo. Levanta los brazos por encima de la cabeza bien estirados cuidando que los hombros se mantengan lejos de las orejas.
Mantén durante medio o 1 minuto y después repite toda la operación con la otra pierna.
– El guerrero II (Virabhadrasana II). Colócate de pie en la esterilla y separa las piernas 1,50m aproximadamente, manteniéndolas bien extendidas. Orienta la punta del pie derecho hacia la derecha, y el pie izquierdo hacia el frente. Inhalando levanta los brazos en cruz bien estirados, vigilando tus hombros. Exhalando, dobla la pierna derecha y gira la cabeza hacia la derecha mirando por encima de tu mano.
Mantén el pecho bien abierto y contrae el suelo pélvico, como si retuvieras las ganas de orinar. Mantén la postura 1 minuto aproximadamente y después repite hacia el otro lado.
Puedes disfrutar de una clase especial para empezar el día con energía siguiendo este enlace
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Ahimsa - Sensibilidad
Lo primero que quiero transmitir en las clases es este principio. Ahimsa, el principio de no violencia.
Necesitamos desarrollar sensibilidad hacia nuestras propias sensaciones internas, el “ruido” exterior y mental es demasiado fuerte y evidente. No estamos entrenad@s para ello, sino todo lo contrario. Las sensaciones internas son sutiles y fácilmente imperceptibles si no prestamos atención ejercitada y deliberada hacia ellas. Simplemente no nos han enseñado a observarlas.
La mente racional, los pensamientos, son una de las principales distracciones frente a las sensaciones sutiles del cuerpo. La mente a veces confunde, distorsiona, dispersa. Las sensaciones te traen al momento presente, al aquí y ahora, y nunca mienten.
No competimos con l@s demás ni con nosotr@s mism@s, sólo, indagamos donde están nuestros límites y aprendemos a respetarlos. Nos esforzamos, saliendo de nuestra zona de confort, buscamos el desafío pero nunca sobrepasamos nuestros límites, sean los que sean, para algo están ahí.
Esos límites son la disponibilidad cambiante del cuerpo en cada momento, y son las sensaciones las que nos ayudan a conocerlos.
Competir implica que uno gana y otro pierde, o que un día ganas y otro pierdes, separación, escasez. Mejor nos desapegamos del resultado y disfrutamos del camino. No se trata de llegar a hacer las posturas perfectas para colgarlas en las redes sociales. Se trata de aprender a escuchar tu propia voz, afinar tu percepción, aprender a respetar nuestros límites personales, aprender a aceptar lo que es, lo inevitable, a querernos sin que eso quiera decir que no queramos mejorar y evolucionar. Pero siempre desde el amor y el respeto a un@ mism@.
Por experiencia propia y como profesora, veo que esto es una de las cosas que más nos cuesta de asimilar.
Encuentra el punto intermedio entre acomodarte y sobrepasar tus límites, y mantente ahí esforzándote, creciendo, siendo amable contigo mism@.
Yoga debe ser un proceso suave y progresivo, sin sensaciones fuertes ni agresivas. El cuerpo necesita su tiempo para ir progresando lentamente y con seguridad, no quieras llegar rápido, deshazte de la intención de llegar a ningún sitio y disfruta el camino, enfocándote en el momento en el que estás.
Las posturas deben ser estables y relajadas, una relajación activa, buscando el equilibrio entre firmeza y suavidad, en todas y cada una. Si hay sensaciones fuertes, tensión o dolor, si se entrecorta la respiración, son señales claras que no estás siendo amable con tu cuerpo, no estás respetando tus límites y no estás haciendo yoga, sino simples posturas sin mayor beneficio que el estiramiento muscular. Yoga va mucho más allá.
Debemos notar el estiramiento, pero es una sensación agradable, un estiramiento amable, a diferencia de cuando sentimos tensión, dolor agudo o sensaciones desagradables.