David García Ávila
Comencé a practicar en 1996 y, sorprendido por la vivencia que sentí en la primera clase, me sumergí totalmente en el mundo del yoga.Me titulé como profesor en 1999 y comencé a impartir clases con ilusión e intención de ayudar. Aunque mi intención era buena, me di cuenta que para ayudar de verdad hace falta formación y experiencia, así que practiqué, sentí e investigué durante varios años dos de las ramas más difundidas e importantes del Hatha: Iyengar y Asthanga. Cada una me aportó su sabiduría y su conocimiento. En la actualidad dirijo junto con mi esposa, Eva Klimberg, un espacio fantástico para la práctica de yoga, creado con mucho cariño, llamado Yoga Art Studio, en San Lorenzo del Escorial (Madrid).Durante varios años enriquecí mi formación con los cursos lectivos y los talleres tanto de Yoga físico como de Yoga mental de la mano de Danilo Hernández (Swami Digambarananda). Con él aprendí a realizar una práctica tremendamente original, variada y saludable. Sus técnicas de pranayama y meditación resultan perfectamente asequibles a la vez que alcanzan niveles de conciencia increíblemente profundos.En mi última etapa de aprendizaje, desde 2007 hasta la actualidad, participé en los seminarios de formación de profesores con Godfrey Devereux, creador del método Yoga Dinámico. En este sistema el practicante se vé permanentemente llevado y sostenido por su propia respiración fluyendo de asana en asana según su propio ritmo.De esta manera fui desarrollando una sensibilidad exquisita, al mismo tiempo que una afinada precisión en la ejecución de posturas y secuencias de éstas. Mi formación como osteópata está siempre presente a la hora de entender las interrelaciones entre las diversas partes del cuerpo y actuar como un todo en el trabajo sobre la esterilla.Mis clases mezclan la profundidad de la conciencia meditativa con la intensidad y capacidad que puede llegar a expresar el cuerpo humano cuando se le permite hacerlo con naturalidad y sin ambición. Además, las prácticas de meditación que propongo acercan este arte, a veces complejo o malentendido, a cualquier alumno, de tal manera que se hace fácil saborear las delicias de esa quietud, de esa tranquilidad física y mental que sólo se siente aplicando correctamente las técnicas de atención-concentración.“Sólo hay una manera de practicar Yoga: disfrutando".
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